ISIODO VILLAR Y EL PROTOTIPO DE BANDOLERISMO EN EL SIGLO XX
Escrito por: Eliany Vargas y Yermi Morán
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Portada de la primera edición de la obra "Hombres de camino" |
En la novela Hombres
de Camino (1988) del escritor piurano Miguel Gutiérrez apreciamos la historia
de cuatro bandoleros narrada desde los ojos de Martín Villar (último
descendiente de los Villar), Sansón Carrasco y el ciego Orejuela.
Isidoro Villar,
Carmen Domador, Miguel Rodríguez y Pasión López son hombres que viven al margen
de la ley haciendo lo que desean en los caminos empolvados de la Piura vieja.
Bandoleros les llaman pero para poder catalogarlos así es necesario que
profundicemos en el término a fin de analizar luego al prototipo de
bandolerismo en el siglo XX.
La palabra bandolero
ha sido documentada en el castellano desde 1542. Este término procede del
catalán “bandoleros” que deriva de “bandol” y significaba “caballero que luchaba
al servicio del señor feudal” en tal sentido, esta palabra sufrió algunas
alteraciones: los caballeros se desplazaron al monte como salteadores u hombres
de caminos. Por tal motivo, se generó dos concepciones sobre este término:
partidario o salteador. El primero conserva su origen aristocrático y, por
ende, su significado es positivo y el otro, un significado negativo.
Posteriormente, en el
Quijote, el bandolerismo aparece con el siguiente significado: “el que sigue
algún bando por enemistad y odio hacia el otro. Andan forajidos y en continua
guerra”. Además se extiende a los ladrones y salteadores de caminos.
Por otro lado, en el
primer DRAE del siglo XIX (1803) aparece con el siguiente significado: “ladrón,
salteador de caminos”.
Isidoro Villar no es
un simple bandolero; en la historia este hombre es uno de los más grandes
sanguinarios que arremete contra “los blancos” de la región. No obstante,
ejerce una identidad cultural que se resalta constantemente, busca reivindicar
a la raza indígena de la cual se siente orgullo.
Aquino (2014)
en su artículo “Aproximaciones a “Hombres de caminos” de
Miguel Gutiérrez Correa” afirma que “Isidoro Villar, en una representación de
religión colectiva y adquiriendo un carácter social y antropológico, se
convierte en la búsqueda de la identidad cultural, que comprende la tradición y
la cultura ancestral. Por ello es que Villar “retorna a la región de los
médanos a los que considera “sagrados”, pues al fondo de los mantos de arena
impoluta yacen los cráneos, los huesos, las tumbas, con los utensilios, de sus
antepasados gentiles”
Isidoro, a pesar de
no haberse cultivado en las letras, se muestra “sabio” respecto a sus
tradiciones y herencia milenaria y la actitud con la que enfrenta la vida: “uno
nunca deja de aprender”. Es un hombre hermético, no tiene el encanto de su compañero
Carmen Domador y sus cumananas, pero él posee una filosofía de vida como sucede
con Pasión López (Isidoro, incluso, en la voz de Sansón Carrasco, expresa -en
la entrevista hecha por éste antes de ser ejecutado- que es el serrano López
quien sostiene la doctrina).
Isidoro nació para la
paz, es un hombre pacífico, así se le describe, sin embargo se conduce al mundo
de la violencia por necesidad de venganza.
En el siglo XX, donde
las contradicciones estaban más agudizada, existía aún mayor racismo y clasismo
en las instituciones de un Estado feudal. Teníamos una clase dominante de
blancos alienados que entre ellos no aceptaban su destino de vivir en tierras
de “indios salvajes” pero que, sin ningún pudor, engendraban hijos bastardos
con cuanta india y negra pudieran unirse. En una sociedad así, donde los pobres
nacían y morían miserablemente, consumiendo cada día violencia y abuso de parte
de los patrones, se justifica y mitifica a los hombres de caminos que- en un
afán de rebeldía- volvían sus destinos a los desiertos.
Isidoro es un
bandolero político, de aquellos que aparecieron en la mitad del siglo XIX con
concepciones ideológicas definidas y con ideales claro porque luchar. En tal
sentido, en la novela de Gutiérrez se destaca la brega por la defensa de la
dignidad de los mestizos e indígenas de la región encarnada por el personaje Villar,
contienda que es asumida después de la afrenta a su padre por parte del blanco Odar
Benalcázar quien comprase a Primorosa, la única hija mujer del Santos Villar.
El bandolero es visto
como un héroe porque- a pesar de los asesinatos y robos- es el que va al frente
del combate y quien representa a los oprimidos, en tal sentido, Isidoro muere-
al estilo de Jesucristo- para redimir a los suyos y éstos lo acompañan y muestran
su aprecio hasta el final tal como lo apreciamos en epílogo de la novela “¡cuánta
gente, sobrino, se había venido uniendo al cortejo! ¡Cuánta gente! Eran hombres
y mujeres de todas las edades, sanos y tullidos, pero todos gente desamparada,
patas al suelo, cuero mortificado hasta de manatural por el sol y los vientos,
y las manos adobadas por las lampas y el rastrillo y la misma vida” (Gutiérrez,
1988, p. 215)
REFERENCIAS
Ágreda, J. (28 de agosto de
2015). El montonero. Obtenido de El montonero:
http://elmontonero.pe/columnas/universo-narrativo-de-miguel-gutierrez
Aquino, E. (29 de enero
de 2014). Wiki Estudiantes .ORG. Obtenido de Wiki Estudiantes .ORG:
http://www.wikiestudiantes.org/aproximaciones-a-hombres-de-caminos-de-miguel-gutierrez-correa/
Gutiérrez, M. (1988). Hombres
de caminos. Lima, Perú: Horizonte.
Jaén Gonzales, P. J.
(2009). Historia de bandidos de 1841. córdova.
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